tres catorce, dieciseis

6 11 2007

En el libro «Circulando por el círculo» de la colección, «Matemáticas: aprendizaje y cultura», hay un poema que trata sobre la rueda. Me ha resultado interesante pornerlo aquí y compartirlo con vosotros, dado que es importate saber relacionar las matemáticas con otras asignaturas, en este caso con la lengua (geometría y poesía).

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No soñemos ya más. La rueda existe,

en la noria, la suerte y las estrellas.

Mirad en rededor. Todo lo humano es hijo de la rueda.

La creación del hombre, el verbo mudo

-mover, cortar, izar, hendir, volar-

el verbo creador del hombre es ella.

Está en todas las cosas. El espacio

muere bajo su coz. EL tiempo alienta

en ruedecillas de oro. Y el Zodíaco.

Y la frente del santo y el poeta.

La rueda.

si, la rueda.

La rueda es esa forma

que se muerde la cola y atropella.

¿cómo olvidar el giro a los siglos,

la rueda de la Historia, la moneda?

¿cómo olvidar la rosa atropellada,

el terraplén por donde el muerto rueda?

¿cómo olvidar la estatua desplomada,

el cielo que se eleva,

los ecos de los ecos, el recuerdo

futuro y la reliquia venidera?

¿no rectificamos esta circunferencia,

estos pasos en círculos de errantes perdidos en la estepa?

La tierra gira y gira

-al fin, sólo una rueda-

mas no nos engañemos.

Dios maneja una honda y la Tierra es la piedra.

Un día nuestra recta será recta y serena.